Tour paranormal: un día en el más allá

Grupo de personas reunidas en un mausoleo, con iluminación tenue y una fuente de luz circular en el techo. El guía del tour paranormal en el centro está explicando sobre el lugar. Las paredes están cubiertas con placas y nichos que contienen flores y otros artículos conmemorativos.

El tour paranormal Ghost Tour recorre las avenidas del Cementerio General de Recoleta desde hace 12 años. El singular equipo de guías lleva a los visitantes en un recorrido nocturno hacia los infinitos secretos y mitos acumulados durante los 200 años de historia del camposanto. No te cruces de brazos, no respondas si alguien susurra tu nombre y, sobre todo, no te quedes atrás.

El Cementerio General de Santiago, uno de los museos al aire libre de Santiago, cierra sus 86 hectáreas al público a las seis de la tarde. Pero los viernes y sábados, un grupo de personas tiene la oportunidad de entrar exclusivamente al panteón sumido en absoluta penumbra.

Entre las nueve y las doce de la noche, los inscritos a la edición del tour son guiados por un guía jefe y sus acompañantes entre mausoleos, tumbas y criptas. El cementerio está vacío, según el ojo humano, al menos.

La inscripción al Ghost Tour es sencilla: a través de su Instagram contactas vía Whatsapp a un encargado que te envía los datos de transferencia para oficializar la reserva. Son 10 mil pesos por persona, para un total de tres horas dentro del cementerio. Son alrededor de 30 personas por grupo. 

También, se crea un grupo de Whatsapp para coordinar los detalles de la llegada.

Los Tour son siempre los sábados y viernes, pero van variando sus nombres y dependiendo de esa denominación, el recorrido tendrá énfasis en alguna entidad paranormal o fenómeno dentro del cementerio.

Pasillo en el Cementerio General, con iluminación tenue y rodeado de nichos y placas conmemorativas. A la izquierda, se observa una hilera de nichos decorados con flores y otros objetos. A la derecha, otro muro con más nichos y placas con inscripciones.
Avenida Cementerio General

Turistas del inframundo

El Tour paranormal “La Llorona” tiene características de una experiencia inmersiva, pero de carácter espiritual . Este comenzó puntual, a las 9.

Mientras los vivos buscan disfrutar la vida nocturna en discos o bares, los muertos esperan a los visitantes del tour paranormal, que pueden estacionar dentro del cementerio. Se asoman con cierto nerviosismo de sus autos. No es para menos. El Cementerio General de noche es una perfecta postal de terror gótico.

Dentro de la inmensa extensión del cementerio, advierte el guía, Alan, no hay buena señal. Incluso, esta desaparece del todo en ciertos puntos por la densidad del concreto que rodea todo. Aparte del murmullo ansioso del grupo, el silencio es aplastante.


La única luz es la Virgen María del Cerro San Cristóbal, visible desde el camposanto. Pero aquí dentro, las vírgenes y los ángeles de piedra son menos acogedores. El peso de los años, cientos de años, pesa en cada grieta, cada tronco reseco y cada epitafio deslavado.

– Los voy a contar, ¡porque la idea es que salgan todos los que entraron!- anuncia el guía Alan, jovialmente. Va de negro, igual que los otros acompañantes del equipo de Ghost Tour.

Los visitantes hacen una fila, diligentemente. Mientras, se les instruyen otras reglas básicas: no grabar, avisar ante cualquier eventualidad y respetar la infraestructura fúnebre. 

Otra recomendación que se hace al inicio del tour paranormal:


– No le saquen fotos solo a los monumentos, saquen fotos a la nada y revísenlo después. Nunca se sabe qué pueden haber registrado.

No es necesaria una foto para sentirse rodeado de energías paranormales. En la oscuridad, cada crujido lejano es un espíritu y cada sombra en la esquina de un mausoleo es el diablo en persona. 

El recorrido por los mitos

La primera parada es en el Pabellón Nº 14, donde Alan aprovecha de comentar que el cementerio fue inaugurado por el mismo Bernardo O’ Higgins, 200 años atrás. La antigüedad de esta ciudad grisácea está dentro de los monumentos icónicos de la capital, como lo son el Teatro Municipal y el Museo de Bellas Artes.

Este pabellón es amarillento y estrecho. En la penumbra, los nichos de vidrio opaco no reflejan ninguna luz, salvo la ocasional linterna del celular de los visitantes, que no se quieren tropezar. Flores resecas dan un poco de color al pasillo de entrada y la brisa nocturna hace girar un molinillo solitario.

Fue en este pabellón, según cuenta Alan, que en 1830 una joven fallecida fue ingresada en su féretro. Esa misma noche, el cuidador se llevaría el susto de su vida cuando desde el nicho de la joven se escucharon golpes desesperados. Según la leyenda, habría sido un caso de catalepsia.

Esta anomalía médica causa que el cuerpo pierda movilidad y sensibilidad casi del todo, haciendo parecer que la persona está muerta.

-¡Imagínense se desmayan y despiertan en un ataúd!

Una de las visitantes asiente con la cabeza, muy empática.

El traslado de una locación a otra es un coro de susurros y risitas nerviosas. En la oscuridad de la avenida, rodeada de mausoleos de mármol, concreto y piedra, la mirada no alcanza a discernir todo el entorno. Posterior al Ghost Tour, se adquiere una nueva apreciación por la luz del día.

En el tour también se desmitifican algunas de las leyendas más icónicas del Cementerio General.

La siguiente parada es la tumba de la Carmencita, una animita que ha brindado favores durante años y, como tal, está tapizada en peluches, flores y notas de agradecimiento.

La creencia popular es que la “Carmencita” fue una niña abusada y asesinada por su padrastro. Sin embargo, el guía Alan aclara al grupo que Carmencita fue, en realidad, una mujer adulta dedicada al trabajo sexual. Falleció de peritonitis.

Su amante, con quién finalmente se casó, había pedido ser enterrado detrás de ella, para que al pasar su ataúd pudiera despedirse.

La razón por el cambio de identidad de la Carmencita fue porque un cuidador del cementerio pensó que la historia de la niña trágicamente asesinada tendría más potencial de ganarse las simpatías de los visitantes. De esa forma, aprovechaba de llevarse parte del botín de ofrendas que la gente le dejaba a la “Carmencita”.

En el siguiente nicho que visita el grupo, se explica el origen del dicho chileno “peinando la muñeca”, que se refiere a adquirir un comportamiento errático.


Aquí, la difunta protagonista es Orlita Romero. Orlita Romero es a veces llamada “la novia” del Cementerio General. Su historia es también una tragedia, en la que fue plantada en el altar y falleció en el acto de pena.

Se dice que a Orlita se la dejó en un ataúd transparente embalsamada y su madre, incapaz de sobrellevar su pérdida, la sacaba por las noches para peinarla. De ahí la expresión.

Tumba de Orlita decorada con flores frescas y cintas coloridas, situada en un cementerio. Las paredes de piedra alrededor están llenas de inscripciones y mensajes personales, frente a esto la sombra del guía del tour paranormal.
Guía explicando historia de Orlita

La versión más real, que cuenta Alan, es que Orlita tenía 17 años y murió de una enfermedad. No era una novia. Y fue sepultada con su traje de primera comunión.

– Si es verdad que la mamá venía a peinarla. Tenía un permiso especial del cementerio- aclara el guía.

En la pared junto a su nicho, la foto casi desvanecida de Orlita le devuelve una alegre mirada a los visitantes del Ghost Tour. 

También, infaltable la visita a la edificación más alta del cementerio: el Mausoleo Italiano. El primer edificio de caracol de Chile se alza ominosamente sobre el campo gris. El grupo se detiene un buen rato a admirar su inquietante masa blanca. Su ostentoso porte parece fuera de lugar. Tiene una capacidad para 1600 sepulturas.

Y, por supuesto, la leyenda asegura que una mujer misteriosa deambula por el espiral interior del edificio.


A propósito de entidades paranormales, el grupo hace un alto para que Alan les muestre un audio, supuestamente grabado en el Cementerio General el 2021, en que se escucha un llanto lejano.

La Llorona del Cementerio General, similar a la Llorona de la leyenda centroamericana, perdió a sus hijos en un accidente automovilístico y se quitó la vida para estar con ellos. Ahora, busca sus sepulturas en una melancólica rutina por toda la eternidad.


Nadie en el tour está muy deseoso de confirmar la veracidad de ese audio.

En línea directa con los espíritus

En el camino a la siguiente parada, Jorge González, dueño del Ghost Tour, explica que la idea del tour paranormal nació de un programa fallido de Canal 7 (TVN) emitido el 2007 que se centraba en la temática paranormal.

Su socio y fundador es César Parra, investigador paranormal y autor de varios libros que exploran la temática en Chile.

– Nosotros lo que evitamos es ser como esos youtubers que se meten a la mala a los lugares solo para poder “cazar fantasmas”. Nuestro trato con la Municipalidad de Recoleta es por el valor patrimonial que tiene nuestro recorrido- explica Jorge. 

Ahora, el grupo acaba de ingresar al Pabellón 8. Uno de los más malditos de todo el cementerio, por la cantidad de actividad paranormal que se le ha atribuido durante los años, explica Alan. Allí se habría suicidado un trabajador del cementerio tras la muerte de su madre.

El grupo ha sido advertido. El que no quiera participar de este ejercicio, puede esperar afuera del pabellón.

Alan utiliza dos aparatos: uno es una grabadora para practicar la psicofonía y otro es un detector de campos electromagnéticos.

La psicofonía, en el campo de la investigación paranormal, consiste en captar múltiples ondas de sonido, que suenan como miles de conversaciones al mismo tiempo, para luego escucharlas ralentizadas y distinguir palabras.

– Pasó al lado mío, sentí que pasó al lado mío- asegura una de las visitantes del tour.

En la penumbra de la cripta del Pabellón 8, cortado por una pequeña piscina rectangular de aguas negras, y serpenteado por caminos estrechos tapizados de polvo, aseveraciones como esa hacen desear un botón de pánico. Y es que el detector de campos electromagnéticos se acababa de disparar, emitiendo luces intermitentes.

Ahora, a intentar dialogar con los espíritus. Con la grabadora reproduciendo un flujo intermitente de audio, Alan le pregunta toda clase de cosas. (“¿Está bien que estemos aquí? ¿Tienes algún mensaje para alguno de los presentes?”).

Luego del interrogatorio, el grupo, bien apretado, intenta discernir algo de lo que escuchan en la grabadora.

“¿Cómo es el más allá?”, preguntaba Alan. Una voz aguda, como de niña, parece responder en la grabadora. “Triste”.

El grupo sale del pabellón, algo aliviado. Hacia el mundo de los vivos, finalmente.